domingo, 18 de marzo de 2012

EDITORIAL

Ocaso del CAS


La eliminación progresiva del Contrato de Administración de Servicios (CAS), un sistema discriminatorio en la administración pública es una buena noticia.
La derogatoria progresiva del DL 1057 permitirá acabar con una situación de injusticia que agobiaba a más de 180.000 trabajadores públicos, obligados a renovar anualmente el contrato que los ligaba a su empleo, cuyo empleador tenía la potestad de renovar o no el contrato. Del mismo modo, la relación laboral terminaba por muerte del trabajador o cuando la entidad que lo contrataba dejaba de realizar sus funciones.
Pero no acababa aquí una discriminación propia del siglo XIX, pues los contratados por el CAS carecían de los 30 días de vacaciones que establece la ley, debían laborar en jornadas mayores de ocho horas diarias y no recibían los dos aguinaldos anuales. La norma aprobada les restituye plenamente sus derechos laborales, incluida la estabilidad; podrán elegir afiliarse al sistema nacional previsional o a una AFP, tendrán libertad sindical y un sueldo no menor a la Remuneración Mínima Vital.
 En suma, se acaba con un régimen discriminatorio cuyos “beneficiarios” en mucho casos se vieron obligados a aceptarlo debido a la falta de empleo imperante y gracias al debilitamiento de las leyes de protección laboral a causa de las desregulaciones que remontan a la época de la autocracia fujimorista. Hay que recordar que fue el propio Ollanta Humala, en sus recorridos como candidato durante la campaña, quien ofreció poner fin a este sistema desigual y anunció que se buscaría establecer un sistema de carrera pública con grados y méritos.
 Con buen criterio, la norma aprobada establece que los trabajadores sujetos al CAS deberán someterse obligatoriamente a un concurso público para determinar si se encuentran aptos para cumplir las funciones para las cuales fueron contratados. Esto es así porque muchas de las contrataciones del CAS fueron obra del favor político, entonces es correcto que sean evaluados.
Señalemos para concluir que –una vez no es costumbre– el Congreso dio luz verde al proyecto de derogación paulatina del CAS a partir del dictamen minoritario, que es el que ganó el favor de una mayoría de 58 votos. De este modo se pondrá término a una situación de injusticia. Solo cabe alegrarse y esperar una pronta promulgación de la norma.
larepublica.pe

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